POLÍTICA DE USO

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martes, 15 de julio de 2014

¿Para qué puede servir el fútbol? – Reflexión de un aficionado al fútbol como sociólogo.

Luis Eduardo Aguilar Vásquez, Departamento de Sociología y Ciencias Políticas 

Cuando se observan los medios de comunicación, el fútbol abarca la mayor cantidad de  espacios en  El Salvador en cuanto a cobertura deportiva (sobre todo en este último mes donde se llevó a cabo la copa del mundo ganada por Alemania). Existen muchas posturas positivas y negativas hacia este deporte, y la idea es hacerlas explícitas para demostrar ¿para qué puede servir el fútbol?

Este popular deporte tiene varias funciones, para algunos es un simple juego y para otros una forma de ganarse la vida. Otros lo usan como negocio o lo siguen como ideología que llega a considerarse una pasión casi como una religión. Lo anterior nos permite reconocer que el fútbol forma parte del mundo actual ya sea en mayor o menor importancia.

Para quienes nos gusta podemos identificar una serie de situaciones consideradas como positivas, ya que en él se mezclan las alegrías, tristezas y luchas de los seres humanos tal como en la vida diaria. Además, se puede también reconocer que en el fútbol como en la vida a veces la malicia- y hasta en algunos casos la trampa- hace ganar al oportunista y no al que parece merecerlo. El fútbol puede representar ese lugar donde se exige que se me trate con respeto y en igualdad de condiciones y que es como la vida misma: emocionante ó aburrido, predecible o sorpresivo… en fin lleno de posibilidades. En ese sentido, el fútbol puede ayudarnos a entender la naturaleza humana, es más el fútbol para eso debería de servir.

Sin embargo, en el aspecto negativo el fútbol sobretodo el profesional ha actuado muchas veces como legitimador de la desigualdad social, o incluso causante de alienación. Puede ser que la profesionalización del juego lo haya convertido en negocio, donde los poderosos observan la posibilidad de sobrepasar los límites de lo puramente deportivo aprovechando la pasión de los jugadores y los aficionados. Es ahí dónde surge el problema.

El fútbol se ha convertido en instrumento de algunos grupos de poder.  Ya que las personas necesitan creer en algo y el fútbol les permita soñar con una gloria ficticia (al menos para los aficionados), pero que nos aleja del entendimiento de las demandas sociales. Por ejemplo, la afición al fútbol no debe de impedir la exigencia del derecho a grandes mayorías de la población a una vida larga y saludable, a una educación ó a obtener un mejor ingreso, ni mucho menos a la resignación de vivir en pobreza y miseria.

Si el fútbol entorpece el entendimiento de mi derecho humano y el derecho humano de las grandes mayorías, entonces el deporte actúa como un adormecedor de los problemas. Por tanto, entendemos que el fútbol puede servir tanto para entender la naturaleza más profunda del ser humano, así como para alejarnos de esta.

La idea es que el fútbol ni ningún deporte puede ser justificador de la desigualdad social más allá de lo deportivo en ningún aspecto y eso lo debemos tener claro sobre todo a aquellos a los que nos gusta este deporte.





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