POLÍTICA DE USO

La Universidad Centroamericana José Simeón Cañas y la Maestría en Ciencia Política no se hacen responsables de las opiniones vertidas por los autores, las cuales son de su exclusiva responsabilidad.

viernes, 11 de julio de 2014

Reacciones desaforadas

Ricardo Ribera, Departamento de Filosofía

Exageradas las reacciones de Arena a raíz del desafuero de la diputada Ana Vilma de Escobar. Sus voceros, los de la empresa privada y columnistas afines hablan de “persecución política”, de ruptura del clima de diálogo y entendimiento, de que el partido FMLN está destruyendo los puentes entre gobierno y oposición. ¿Será cierto que sólo una de las partes es responsable del tensionamiento que se ha generado? ¿No habrá alguna culpabilidad en la que ahora quiere presentarse como víctima?

La diputada y sus amigos exigen “presunción de inocencia”  para la acusada por calumnia y difamación, pero le aplican “presunción de culpabilidad” a Mauricio Funes.  Ana Vilma de Escobar, en plena campaña electoral, no tuvo empacho en decir montón de cosas y hacer toda suerte de conjeturas sobre el entonces presidente. Lo señaló de alcohólico y drogadicto. Mucho atrevimiento, para que quedara sin consecuencias.

Ciertamente se dieron varias circunstancias coincidentes: que un aparatoso accidente de tráfico se diera en las cercanías de la residencia presidencial, que esa misma madrugada el gobernante hubiera regresado al país en un vuelo privado, que horas después tuviese que ser ingresado a un hospital aquejado de una fractura de cadera. Todo ello dio pie a un alud de rumores y la diputada cometió la imprudencia de darles credibilidad, difundirlos ante los medios y solicitar su investigación.

Enfrentada ahora a la posibilidad de tener que encarar en los tribunales un juicio por calumnia y difamación ella debería probar las siguientes cosas: que Mauricio Funes estaba en el Ferrari que se accidentó esa noche, que su hospitalización fue demorada por estar “alcoholizado”, que lleva una “vida desordenada”, que él “consume alcohol y otras sustancias”. Todos pudimos ver y oír en televisión las declaraciones de Ana Vilma de Escobar, por lo que resulta de sentido común considerar que son “indicio de configuración de delito”. A no ser que la señora pudiese comprobar que sus afirmaciones son verídicas. Esto último no debe ser fácil, o tal vez resulte imposible, a juzgar por los intentos desesperados de ella y sus amigos para no perder el fuero y evitar llegar a tribunales.

El primer truco fue – aunque clamaban contra la necesidad de instalar una comisión de ante-juicio – apuntarse para formar parte de la misma. Con ello lograron una correlación favorable: 3 votos de Arena, uno del ex-PDC y otro de PCN, suman 5 votos con los que sobrepasar los 3 de FMLN y 1 de GANA. Sin buscar una resolución de consenso, aplicando la aritmética simple de la mayoría, forzaron un dictamen de “no ha lugar” para mantenerle el fuero.

Se les olvidó que la aritmética que cuenta es la del pleno de la Asamblea Legislativa. El FMLN ha aprendido los ardides del parlamentarismo burgués y lo demostró una vez más: dado que, emitido el dictamen, técnicamente la comisión especial deja de existir, se adujo que no tenía sentido rechazar el dictamen para devolverlo a una ya inexistente comisión, y se procedió a votar la solicitud de ante-juicio del fiscal, procediendo a retirarle el fuero a la parlamentaria por mayoría simple de 44 votos.

De nada sirvió haber llevado una “barra” de alrededor de 200 personas que gritaban su respaldo a la diputada, ni su ambiguo discurso de “lamentar” los hechos y declaraciones de ese día, que  no fue aceptado como disculpas públicas por la bancada efemelenista. Respaldaron a Mauricio Funes quien expresó en su momento que quería “sentar un precedente”. Habitual ha sido en el país que “cualquiera puede decir cualquier cosa de cualquiera y no pasa nada”. Eso debe terminarse y darle seriedad a los delitos contra el honor, terminando con la impunidad en este tema.

Acciones delictuosas han de ser juzgadas, pues nadie está por encima de la ley, ni tan siquiera el legislador. Sólo que existe un  procedimiento especial para ello, el proceso de ante-juicio o de desafuero, por el que los propios colegas, de buena fe, deben determinar si hay indicios de acción delictiva y, en tal caso, suspender provisoriamente la inmunidad al parlamentario, que enfrentará en los tribunales de justicia la acusación de que es objeto.

El hecho es que Arena no tiene correlación en la Asamblea Legislativa para imponer su capricho en estos procesos, como acabamos de comprobar. Tampoco es claro que Ana Vilma de Escobar tenga correlación dentro de su partido Arena, para mantener por mucho tiempo la solidaridad y apoyo que hoy obtuvo. Si quedase inhabilitada para su reelección como diputada (igual el caso de Roberto d´Aubuisson y el de Ernesto Muyshondt) sin duda habrá rivales que se alegrarán. “Al fin y al cabo – dirán para sus adentros – ¿quién les mandaba abrir la boca y decir lo que dijeron?

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