"(...) la verdadera verdad de las cosas
es que nosotros éramos gente de acción
a nuestros ojos el mundo se reducía
al tamaño de una pelota de fútbol
y patearla era nuestro delirio
nuestra razón de ser adolescentes"[1]
Siendo tan importante el fútbol y en general el deporte para el
desarrollo humano de cualquier sociedad, es lamentable que algo tan esencial al
ser humano sea reducido a mera mercancía por el capitalismo deportivo manifiesto
en la alianza televisión-deporte-espectáculo-empresa.
No siempre ha sido así. En la antigua Grecia la paideia o educación incluía un trabajo físico e interior conocido
como gimnasia y esta no era menos
importante que la música y las matemáticas[2] para educar el
intelecto. Aunque los griegos le concedían mayor relevancia
a la formación racional jamás descuidaron la formación del cuerpo; ambas
contribuían a tener ciudadanos de mens
sana in corpore sano, tal como rezaba el dicho romano.
Esta fórmula educativa era vital para la polis griega a tal punto que
una vez que Atenas fue derrotada por Esparta, los líderes políticos atenienses
pusieron sobre el tapete de discusión una especie de reforma educativa (otra paideia) que enfatizara más la
disciplina del cuerpo como lo hacía la república vencedora de Esparta:
Se abría paso la convicción de que Esparta no era
tanto una determinada constitución como un sistema educativo aplicado hasta sus
últimas consecuencias. Su rigurosa disciplina era lo que le daba su fuerza[3].
Según parece, Atenas no alteró su forma de educar a los ciudadanos y
siguió apostándole a la educación física y espiritual de una forma bien
equilibrada. La paideia griega podría darnos pistas para colocar la actividad
física deportiva a su verdadero propósito que no es otro que construir Estados
fuertes con la participación de una ciudadanía responsable. Por esta razón
jamás pasó por la mente griega dejar la actividad física y su desarrollo a la
iniciativa privada al margen del interés del Estado.
¿Qué hacía el Estado griego antiguo para apoyar la formación física de
sus ciudadanos? Les guste o no les guste Grecia impuso la liturgia, que venía a ser una especie de contribución del ciudadano
pudiente, a favor de obras públicas o bien servía para pagar salarios de
funcionarios del servicio público. Jenofonte nos explica para qué servía este
impuesto:
Además, veo que la ciudad te ha impuesto ya
grandes contribuciones: el mantenimiento de un caballo, la coregía, la
gimnasiarquía y la aceptación de presidencias: en caso de declararse una
guerra, estoy seguro de que te impondrían los gastos de una trierarquía y unos
gravámenes tan grandes que no podrías soportarlos fácilmente[4].
Más allá de construir espacios deportivos con los recursos privados,
las liturgias constituían lo más parecido a una política fiscal. De esta manera
la ciudad tenía la capacidad de contar con los recursos de los ciudadanos más
ricos para sufragar cualquier gasto de interés público, como era el caso del
pago del gimnasiarca o administrador
del gimnasio. El fin de la pseudo política fiscal estaba en función de contar
con los medios económicos para garantizar la salud del ciudadano. No se trataba
de la construcción de gimnasios sin más, se buscaba un resultado de beneficio
social: la salud de la ciudad. Recordemos que para los griegos la polis y el
ciudadano constituían un solo cuerpo político.
¿Qué pasa hoy con el deporte y la política del Estado respecto de
ello? Parece que se ha invertido la cosa. Ahora hay que dar dinero público a los
empresarios del deporte. El capitalismo deportivo mundial que agrupa las
federaciones nacionales e internacionales de los deportes p.e. FIFA, COI; las
industrias mediáticas p.e. ESPN, FOX SPORT; las empresas alimenticias p.e.
Redbull, Gatorade; fabricantes como Adidas, Nike; la industria del Fitness
entre otros grandes inversionistas y mercadólogos del negocio de la actividad
física. Pues bien, resulta que todos los actores anteriores han elaborado una
ideología que postula que el desarrollo de la actividad física deportiva de la
persona está por encima o al margen de las dinámicas políticas de los países y
de los intereses sociales.
Ahora bien, eso es una falacia y para desmontar esta falacia urge que
el Estado re-politice la actividad
física deportiva y su desarrollo en su función primaria y humanizante; en este
sentido es una pena que en Brasil, Dilma Rousseff le haya seguido el jueguito a la FIFA cuando en
una carta abierta, dirigida a todo Brasil, afirmó que:
"Yo y mis
compañeras de celda nunca tuvimos dudas y todas hinchamos por Brasil, porque el
fútbol está por encima de la política (…) La selección brasileña representa
nuestra nacionalidad, está por encima de gobiernos, partidos, e intereses de
cualquier tipo”[5].
O sea que en nombre de la selección de Brasil y del mundial hay que
olvidar que todo el evento es injusto, que exige sacrificios humanos. Sabemos
que para organizar el evento implicó obreros muertos por la ausencia de medidas
de seguridad en el sitio de trabajo; construcción de instalaciones sin
considerar el impacto ambiental; aplicación de medidas tipo higienismo social
(limpieza de favelas…); disolución violenta por la policía de marchas organizadas
por colectivos que siguen oponiéndose al evento; detenciones de líderes sin
debido proceso, etc.
En todo este evento, así como en otros similares, la alianza
tv-deporte-espectáculo-empresa del capitalismo deportivo es la única que gana
como reflejan los datos siguientes:
|
Mundial Alemania 2006
|
Mundial Sudáfrica 2010
|
Ingresos[6]
|
$ 3,193.65
|
$ 4,189
|
Gastos
|
$ 984.47
|
$ 3,558
|
Ganancia
|
$2,209.18
|
$ 631
|
Mientras la FIFA se llena los bolsillos,en cambio, en Brasil la
inflación sigue imparable, los precios suben exageradamente y las expectativas
de crecimiento que tenía el Banco Central de Brasil bajó de un 7.5% a un
modesto 4% [7]. Y
por cierto, en 2016 será Río de Janeiro la sede de los Juegos olímpicos…pobre
Brasil.
Hemos visto que desde la antigüedad, la actividad física deportiva
formaba parte de la educación y el responsable en esa gestión era el Estado y
no la empresa privada. Esta puede y debe contribuir con recursos, no por ello
debe dictar la orientación y mucho menos manipular una acción humanizante para
obtener lucro a toda costa.
Es de vital importancia que el Estado salvadoreño, dentro del margen
de maniobra que pueda, retome el desarrollo de las actividades físicas y
deportivas y lo haga a través de políticas públicas encaminadas a recuperar el
fin político y social del deporte. En este sentido sería pertinente evaluar si
es políticamente correcto la asignación de fondos públicos para entidades teóricamente
“públicas” pero en la práctica organizaciones privadas como la Federación
Salvadoreña de Fútbol; hay que valorar si todavía se debe asignar fondos a las
distintas federaciones socias del Comité Olímpico Internacional (COI) que usan
los deportes como excusas para generar riqueza privada a costa del erario
público
¿No será mejor apoyar con fondos públicos la actividad física
comunitaria donde el capitalismo deportivo todavía no ha metido manos?
[1] Parra N
Hojas de parra. Consultado en línea: http://bit.ly/SGwe3l
[2] Platón: La República en Diálogos. Ed. Porrúa, México, 1975. Pág. 490
[3] Jaeger W. Paideia: los ideales de la cultura griega. FCE,
México, 2001.Pág. 14 En línea http://bit.ly/1udpXIK
[4] Naquet, P & Austin, M Economía y sociedad en la antigua Grecia; Paidós Ibérica, 1986.
[5]Declaraciones
a la agencia AFP publicadas en Diario digital Ovación Digital el 15 de junio
2014 ver aquí: http://bit.ly/1uLYaiT
[6] Elaboración propia en base Informes de finanzas 2006 y 2010 de FIFA
disponibles en
http://fifa.to/1p0QDzq y http://fifa.to/1p0QLil
[7]
Según Luis Fernandez, Secretario general de la Copa Brasil 2014, ver más aquí: http://es.pn/1iSIiFO