Carlos Mauricio Hernández, Departamento de Filosofía
El 22 de abril es el Día Internacional de la Tierra. Así fue declarado por la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) en el año 2009. El objetivo es llamar la atención sobre
la importancia que se le debe dar a problemáticas relacionadas con el cuido de
los recursos naturales y la armonía que debiera de existir entre el desarrollo
de las sociedades humanas y el ecosistema, ambas cosas necesarias para la sobrevivencia.
En este sentido, tener presente este día no es sólo para hacerle honor a la
“Madre Tierra”, sino para reflexionar sobre qué desafío medioambientales se le
presentan al nuevo gobierno que será dirigido por Salvador Sánchez Cerén.
Lo primero es que deben de pensar en una política
agropecuaria que considere la situación de deforestación y vulnerabilidad de
suelos en la que ha caído el país. Esto pasa por ponerle más personal
calificado al Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), desde donde se
podría aumentar la cantidad de Técnicos forestales, definido según la
Ley Forestal como un funcionario con
“facultades de fomentar, supervisar y controlar cualquier actividad relacionada
con el manejo y aprovechamiento forestal con fines productivos” (Art. 2). Es
probable que esto tenga de entrada la oposición de algunos grandes agricultores
con poca o nula visión ecológica, cegados por su bestial ambición de producir
más y más para obtener la mayor cantidad de dinero posible, pero es necesario
que desde el Estado se comience a regular el desmedido interés privado que es
el culpable de tanto desastre no sólo ecológico, sino también político y
social.
Un segundo desafío es regular al sector industrial.
Ya El Salvador ha firmado el Protocolo de Kyoto donde se manda a los Estados
que la producción industrial no se haga sólo con una lógica de conseguir
ganancias a cualquier costo. En este sentido, el nuevo gobierno debería de buscar
la mejor manera de hacer que en el país se haga en realidad un esfuerzo por reducir
o eliminar gradualmente “las deficiencias del mercado, los incentivos fiscales,
las exenciones tributarias y arancelarias y las subvenciones que sean
contrarios al objetivo de la
Convención en todos los sectores emisores de gases de efecto
invernadero y aplicación de instrumentos de mercado” (Protocolo de Kyto, Art.
2, literal V). Esta debería ser una de las líneas más importantes de los
ministerios relacionados con la economía y el medio ambiente.
Consecuencias e impactos
del cambio climático según Greenpeace.
Derretimiento de los
glaciares y otras masas de hielos permanentes en todo el planeta (situación
que pone en riesgo las más importantes reservas de agua dulce del mundo y que
causará la crecida del nivel del mar)
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Incremento de olas de
calor, inundaciones y sequías
|
Expansión de
enfermedades
|
Colapso de numerosos
ecosistemas
|
Fuente: http://goo.gl/0jvNyY
En tercer lugar, este gobierno está obligado
a colocar el tema medioambiental en la mesa principal del quehacer político.
Debe abrirse a los estudios y propuestas de diferentes organizaciones
nacionales e internacionales que se han metido de lleno en este asunto. Sin duda alguna, el tema relacionado con la
seguridad pública es de suma urgencia enfrentarlo. Pero no es el único problema
que atenta contra la seguridad y el derecho a la vida. El peligro que
representa dañar el planeta sin que existan Estados que lo defiendan puede
tener consecuencias catastróficas de grandes dimensiones. Greenpeace nos hace
recordar al menos cuatro consecuencias del calentamiento global (ver cuadro)
que en el caso de El Salvador representan riesgos inminentes para grandes
sectores poblacionales.
Ojalá que el cambio de gobierno implique que
desde una parte del Estado, Ejecutivo para ser más preciso, se comience a
enfrentar con toda la fuerza posible los desafíos del cambio climático. Es
también, un asunto de vida o muerte.
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