POLÍTICA DE USO

La Universidad Centroamericana José Simeón Cañas y la Maestría en Ciencia Política no se hacen responsables de las opiniones vertidas por los autores, las cuales son de su exclusiva responsabilidad.

martes, 10 de junio de 2014

Dos discursos de Toma de Posesión, en perspectiva

Manuel Escalante, Departamento de Ciencias Jurídicas

Las comparaciones son odiosas, en ocasiones. Sin embargo, cuando se está frente a dos gobiernos: uno entrante y otro saliente, resulta necesario observar tanto los aspectos similares como los disimiles. Aunque es imposible comparar sustancialmente la labor del Presidente Funes –el saliente– con la del Presidente Sánchez Cerén –el entrante–, hoy por hoy, pues se está frente a dos realidades distintas: el primero estuvo en el cargo durante 1826 días aproximadamente, mientras que el segundo solo lleva un poco más de 15 días, lo cierto es que es posible comparar las ideas expuestas en el inicio de sus periodos presidenciales, a través de sus respectivos discursos de Toma de Posesión[i].

Si bien se necesitan más que palabras para cambiar la realidad de un país, pues estas se las lleva el viento, es innegable que estos discursos sirven como parámetros para entender cómo concibe el nuevo gobernante tanto la realidad del país (temas sensibles o problemas a resolver) como la dirección que habrá de seguirse (oportunidades o acciones a implementar) para transformarla en beneficio, en principio, de la sociedad. De la radiografía de la realidad y de las propuestas planteadas, incluso, es posible comprender la forma en que el gobernante percibe el bien común; lo que, sin duda, puede cambiar a lo largo del periodo presidencial.

El discurso de la Toma de Posesión no genera más que expectativas, pues solo el tiempo dirá si el camino trazado es realmente el seguido –al lector de estas líneas le corresponderá evaluar si el Presidente Funes cumplió con lo prometido en su discurso inaugural–. No obstante, estas expectativas son importantes pues determinan la actitud de la sociedad, o parte de ella, en sentido positivo o negativo, hacia la Presidencia de la República, máxime cuando el nuevo gobernante llama a tomar Acuerdos de Nación con todos los sectores políticos, económicos, sociales, religiosos y culturales.

Para muestra un botón: mientras los diputados de ARENA que integran la Junta Directiva de la Asamblea, por un lado, le dieron la espalda al Presidente Funes cuando este llegó a la mesa de honor de la Sesión Solemne, por el otro, recibieron efusivamente con abrazos al Presidente Sánchez Cerén. Un hecho que muestra un antes y un después con respecto de la actitud del partido ARENA, el principal de oposición, frente a quien ostenta la Presidencia de la República.

A continuación se comparan algunos temas sensibles o problemas a resolver que ambos se plantearon al inicio de su periodo, así como algunas oportunidades que identificaron o las acciones que se propusieron implementar, a largo de sus 5 años de su Presidencia.

Construir Acuerdos de Nación
Presidente Funes
Presidente Sánchez Cerén
La unidad nacional para construir un nuevo país desde el compromiso colectivo, “sin odio y sin resentimiento”.
La construcción de acuerdos de nación, para resolver los problemas y contribuir a las transformaciones estructurales.
El diálogo nacional como estrategia de desarrollo: creación del Consejo Económico Social (CES), integrado por los principales sectores económicos y sociales del país.
La creación de “núcleos ciudadanos conformados por sacerdotes católicos, pastores evangélicos, empresarios, trabajadores [y] académicos”, para alcanzar los acuerdos de nación.
La  reconciliación nacional, superando “nuestro complejo de víctimas, porque eso alimenta el odio, la autoconmiseración, el revanchismo y las disculpas fáciles”.
La reivindicación de la memoria histórica, para ayudar “a que las familias conozcan la verdad”.

Ambos estimaron necesario hacer un llamado a la Unidad Nacional o a la construcción de Acuerdos de Nación. Sin embargo, mientras el Presidente Funes pensó en institucionalizar la concertación a través del CES, parece que el Presidente Sánchez Cerén promueve la articulación ciudadana en pequeños agrupaciones, pero siempre con el mismo objetivo de alcanzar acuerdos. Finalmente, mientras parece que el primero hace un llamado al perdón y olvido con respecto a nuestro pasado bélico, el segundo llama a no olvidar esa historia ni a sus protagonistas. Incluso mencionó de forma explícita a “los soldados y oficiales del ejército que murieron en cumplimento de su deber”, al mismo tiempo que le brindó un reconocimiento “al querido líder Schafik Jorge Handal y a mi maestra y compañera de lucha Mélida Anaya Montes”; antes de finalizar su discurso, también agregó que “es tiempo de asumir la responsabilidad con las personas lisiadas y los excombatientes”.

Combatir la Delincuencia.
Presidente Funes
Presidente Sánchez Cerén
“Nuestra democracia se encuentra acechada por las fuerzas oscuras del narcotráfico y el crimen organizado, por las acciones de la delincuencia”.

“Vamos a enfrentar todas las formas de delito, en especial el crimen organizado y su rostro más dantesco, el narcotráfico”.
“La seguridad ciudadana requiere que trabajemos unidos contra el crimen organizado, el narcotráfico, las extorsiones y toda expresión de violencia… La Fuerza Armada continuará acompañando las labores de la Policía Nacional Civil”.
“Daremos todo nuestro apoyo a los buenos policías que son mayoría en nuestro órgano de seguridad, pero identificaremos y castigaremos con rigor a aquellos pocos que se desvíen de su función y se vuelvan cómplices de estos criminales. Es así, en forma gradual y localizada, que el narcotráfico comienza a infiltrarse y transforma gobiernos y gobernantes en sus rehenes”
“Fortaleceremos y continuaremos la depuración de la PNC”.

“Modernizaremos el sistema penitenciario para revertir las condiciones de hacinamiento y convertir en nuestros centros penales en verdaderos espacios de rehabilitación. Combatiremos el ocio carcelario con un esquema de trabajo que capacite a los internos para que puedan incorporarse a actividades laborales y a una plena reinserción en la sociedad”.


El combate al crimen organizado y al narcotráfico son problemas estructurales que afectan la seguridad ciudadana día a día, por ello no es extraño que ambos Presidentes los mencionaran de forma directa. Como también es lógico que prometieran la depuración de la Policía Nacional Civil, pues al ser la institución al frente en el combate contra la criminalidad corre el peligro de ser infiltrada –tal como señalaba el Presidente Funes–. Ahora bien, después de cinco años es obvio que han aparecido nuevos retos a enfrentar, tales como el combate a la extorsión, el uso de la Fuerza Armada en tareas de Seguridad Pública y la transformación del sistema carcelario en un verdadero espacio de reinserción. La extorsión es un problema que no solo afecta la libertad y seguridad de las personas, sino también el normal desarrollo del comercio: es un mal que daña tanto a quien extorsionan como a la sociedad en su conjunto. Aunque el Presidente Funes aumentó el número de efectivos militares en el acompañamiento de la policía, nada dijo al respecto en su discurso inaugural; sin embargo, el Presidente Sánchez Cerén inició prometiendo que mantendrá a los militares en la calle. Por su parte, la urgente transformación del sistema carcelario ya no se puede ignorar. De nada sirve enviar a prisión a los delincuentes, ella solo les sirve para mejorar sus acciones delictivas cuando estén en libertad. Finalmente, llama la atención que en ambos discursos no se hizo ninguna referencia explícita a las maras o la tregua, cuando mediáticamente se mantiene como el tema del momento.

Fortalecer las Finanzas Públicas.
Presidente Funes
Presidente Sánchez Cerén
Implementar “un programa de austeridad, con una fuerte restricción del gasto superfluo evitar gastos superfluos”.
“La ética de los favores tiene que ser sustituida por la ética de la competencia sana y democrática, transparencia, combate a la corrupción y a todas las formas de despilfarro y desvió del dinero público, serán cosas sagradas en nuestro gobierno”.
Ejercer “la Presidencia con honradez, austeridad, eficiencia y transparencia”.

“Los recursos del pueblo son sagrados y sólo se utilizarán para favorecer el desarrollo y el bienestar del mismo. Tal como se hizo en este gobierno, continuaremos con el compromiso de no más corrupción”.
Implementar un “programa de combate a la elusión, a la evasión, al contrabando y a la corrupción: “se han distorsionado la función pública al consentir la corrupción en el aparato del Estado”.
“El proceso de modernización del Estado tendrá como base un férreo combate a la corrupción, a la evasión de impuestos y a la elusión fiscal”.
Ahorrar recursos mediante la racionalización y focalización de los subsidios.


La aplicación efectiva de la austeridad y la transparencia, así como el combate a la elusión, la evasión y la corrupción, son medidas aún pendientes dentro de la administración de las Finanzas Públicas. Sin duda, la corrupción y el mal uso de los recursos son problemáticas estructurales en el uso del dinero público, que están impidiendo el desarrollo económico y social del país. Aunque corregir la mala administración es un asunto necesario, sobre todo por los ejemplos que transmite dentro de la sociedad, no es suficiente para mejorar la situación económica nacional. Por otro lado, llama la atención que el Presidente Sánchez Cerén no mencionara de forma explícita al contrabando y la racionalización de los subsidios: su ausencia o fue un desliz en la construcción del discurso, o fue porque –ojalá no– se consideran problemáticas ya resueltas.

En fin, son muchos los temas que se podrían comparar (fortalecimiento de la integración, modernización del Estado, mejoras a la situación económica, etc.), sin embargo los antes analizados pueden ser suficientes para hacerse una idea que, prácticamente, tanto en los 5 años anteriores como en los próximos, el Presidente de la República se enfrenta a problemáticas similares –o por lo menos así lo conciben estos Presidentes–. Si bien estos periodos presidenciales se enfrentan a problemáticas similares y, al parecer, tomarán acciones cercanas, todavía es muy prematuro para afirmar que ambos tendrán el mismo final. Máxime si tomamos en cuenta que las expectativas de la sociedad aumentan o disminuyen, en relación directa con las acciones u omisiones del Presidente en su día a día. Al Presidente Sánchez Cerén aún le queda mucho camino para demostrar que efectivamente Mons. Romero “guiará a este nuevo gobierno”.

jueves, 5 de junio de 2014

Con derecho a soñar un mejor El Salvador

Carlos Mauricio Hernández, Departamento de Filosofía

El 1 de junio de 2014 quedará en la historia de El Salvador marcado por el ascenso al poder Ejecutivo por la vía de la legalidad, quien en el pasado fue parte de una organización que pretendió alcanzarlo por la vía armada. Salvador Sánchez Cerén es ya el presidente constitucional de esta república centroamericana que viene de años de dura represión política por parte de gobiernos militares, de una cruenta guerra civil que se produjo entre otros factores, por el cierre de espacios políticos a personas con pensamiento o ideología política distinta a la de quienes estaban en el poder con una clara postura de derecha tradicional. La intolerancia a quienes abiertamente se declararon –con legítimo derecho– de izquierda (comunistas, marxistas, etc.) no permitió que se abriera un conflicto entre ideas, sino que se inició la descalificación para pasar luego a la criminalización y por último a la eliminación física de líderes cuyos ideales políticos se enmarcaron en el sueño de hacer un El Salvador distinto, más justo, más armonioso y en donde todas las personas tuvieran la oportunidad de desarrollar a plenitud sus potencialidades.

Por extraño que parezca, venimos de una realidad histórica en donde desde el Estado o con la venia del Estado se atacó la vida de una parte de la ciudadanía (se permitió la existencia de grupos paramilitares para desaparecer o asesinar a líderes políticos de izquierda,  no se investigó como debería crímenes de esa humanidad como el de Mons. Romero en 1980). Fueron especial blanco aquellas personas organizadas en movimientos populares o sociales, no porque quisieran apoderarse del país o por ser terroristas, sino porque como en cualquier democracia del mundo, quisieron hacer política. Tenían todo el derecho de hacerlo, pero la insensatez  junto al temor del “fantasma del comunismo” y de tildar de comunista cualquier expresión política de transformación de la realidad le hizo un enorme daño al país.

Así lo alcanzó a dilucidar Ignacio Ellacuría en el año 1979, uno de los intelectuales que no se cansó de señalar los yerros de esta situación política. En uno de sus escritos de coyuntura manifestó cómo la impunidad y la práctica estatal arrasaba con la vida de salvadoreños y salvadoreñas por razones eminentemente políticas: “No importa que hayan dado muerte a 24 maestros en los últimos meses, no importa que hayan asesinado en esos mismos meses más de trescientas personas, la mayor parte de ellas campesinos, sindicalistas, gente humilde organizada o no. Los asesinos son unos desconocidos. Pero ¿cómo pueden ser desconocidos en un país civilizado, con unos cuerpos de seguridad desarrollados, en pleno Estado de Sitio, unos asesinos de más de trescientas personas? Desconocidos, ¿para quién? (¡Basta ya de desconocidos!, Archivo Ignacio Ellacuría, caja 9, carpeta 41, n° 13, 16 de julio de 1979).
 
Una síntesis de lo que fue el último gobierno militar nos lo plantea en otro comentario de coyuntura el mismo Ellacuría, a menos de un mes del Golpe de Estado de 1979: “El gobierno se ha empeñado en que desapareciera esta situación o, al menos, en que disminuyera su gravedad. Ha gastado miles de balas en ello, ha ocasionado cientos de muertes para lograrlo. Ha declarado estados de sitio, ha promulgado leyes de seguridad y orden público, ha hecho operativos militares, ha disuelto manifestaciones a tiros; ha hecho todo lo que se puede hacer en el camino de la represión y de la fuerza. También ha intentado subir los salarios, aumentar los impuestos, preparar elecciones. Finalmente ha montado gigantescas campañas publicitarias contra el terrorismo, contra la insurrección, contra las organizaciones populares… ¿Con qué resultado? Con resultado contraproducente. (Sangre y más sangre en El Salvador, Archivo Ignacio Ellacuría, caja 9, carpeta 43, n° 5,  26 de septiembre de 1979). 

El ahora presidente de El Salvador viene de estar inmiscuido en ese contexto político. Fue tildado de terrorista por este Estado represivo, viene de formar parte de la Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños 21 de junio, estuvo en la comandancia del FMLN durante el conflicto armado, ha sido uno de los firmantes de los Acuerdos de Paz, ya ha ocupado cargos de elección popular como diputado de la Asamblea Legislativa y en los últimos años ha estado en la comisión política de su partido. Por ello, carga sobre sus hombros los ideales por los cuales muchos de sus compañeros y compañeras fueron torturados, encarcelados e incluso asesinados. No debió ser así si hubiésemos tenido en el pasado una clase política con apertura democrática, de si en lugar de asesinar a quienes pensaron distinto, les hubieran tomado la palabra y desde la palestra de la discusión ideológica-política se hubieran arreglado las diferencias. 


En honor a ellos y ellas es que debe estar prohibido para el presidente y todo su gabinete de gobierno perder esa utopía de un mejor país. No fue mera casualidad que en el acto de toma de posesión, el presidente de la Asamblea Legislativa, Sigfrido Reyes, hiciera mención de algunos personajes que en aquél contexto represivo perdieron la vida por sus ideales políticos. Es pues, tiempo para soñar, tiempo para la utopía. La realidad salvadoreña invita al pesimismo, los medios de comunicación con su clara tendencia de derecha invitan a ello cada momento, las víctimas de la violencia social que aqueja el diario vivir nos puede hacer creer que no hay salida y esto es lo más peligroso y erróneo que se puede pensar.





El nuevo gobierno tiene derecho a plantearse grandes metas, a crear los mejores proyectos para enfrentar la situación global del país. Sin dejar de tener los pies sobre la tierra debe de tener la convicción profunda que esta realidad es transformable. “Lo cierto es que muchos logros de la humanidad primero fueron soñados”, escribió el ahora presidente en su libro El país que quiero (2012), donde añadió que “cuando imaginamos un futuro mejor, un Buen Vivir, estamos cargando de buen combustible nuestras ganas de trabajar y de luchar. Por ello, la utopía, como gran sueño, es un motor, un impulso, una bandera, un horizonte social” (p. 150). Que esas energías le sirvan de impulso para todo lo que de ahora en adelante salga desde este nuevo gobierno. Enhorabuena por el país y por los tantos mártires que soñaron con varios de los logros hasta ahora alcanzados y con otros que se deben alcanzar cuanto antes.

martes, 3 de junio de 2014

El insulto en la democracia de El Salvador

Luis Eduardo Aguilar Vásquez, Departamento de Sociología y Ciencias Políticas


Al hacer una observación nuestro de país no es difícil percibir acciones donde se privilegia la viveza, el soborno y/o la mentira para beneficio personal. Desde la monja salvadoreña embarazada en Roma, hasta quienes en fútbol les pagan por perder. En muchos casos parece que aquellos quienes deberían de ser “modelos de la sociedad” actúan con bajeza y pisotean los intereses de los demás. En esos momentos comienzan la guerra de ofensas y agravios hacia los “malvados” sobre todo en conversaciones dadas en familia, amigos y en redes sociales.

En estos casos, se ha confundido el tener ideología o postura ante un tema con un cheque en blanco para insultar al adversario. En estos casos, nos gusta la comodidad de la opinión sin la molestia del análisis. Cabe aclarar que ser respetuoso no significa que los que cometan errores deban de ser tratados con benevolencia, pero tampoco significa insultar indiscriminadamente a los “enemigos” y a quienes no estén de acuerdo con mi opinión.

Está “técnica del insulto” (explícito o implícito), no solo es utilizada en las redes sociales sino que grupos de poder tradicionales y medios de comunicación hacen insinuaciones amarillistas hacia el contrario, pero desprecian o ignoran la certeza de la corrupción hacia sí mismos y sus aliados. Estos “métodos” parecen formas del autoritarismo impregnados en nuestra identidad.

En este sentido, parece que la cultura salvadoreña enfatiza más en el morbo y el descrédito hacia los demás y no en la búsqueda de la verdad y la mejora propia. Interesa ver los defectos –reales o no– de los otros (aquel por los millones que se robó o al otro por las amantes y ferraris que se compró), pero la regla de la honestidad y la mesura no se aplica hacia sí mismos. En esta coyuntura surgen ciertas interrogantes, por ejemplo, ¿quiénes son los que le piden pureza a Funes, y no son capaces de expulsar Flores en su propio partido? por otro lado ¿cuántas cosas ha hecho el FMLN que había antes había criticado en Arena?
  
La misma regla debe de aplicar aquellos fanáticos de izquierda y de derecha. No es que no se deba de cuestionar a Funes, Saca o Flores (y sus etc.), pero la idea es que no se ataquen con argumentos fanáticos, ya que la persona polarizada reduce su percepción acerca del adversario con estereotipos y categorías simples de carácter negativo. Esta crítica destructiva parece que ha encontrado un espacio en las redes sociales, la misma está siendo el espacio de cultivo para esta polarización política, donde se expresa en formas sutiles o grotescas la discriminación, donde se confunde el tener ideología con insultar al otro.
Resulta despreciable el insultar con máscara de opinión (aunque la persona objeto parezca merecerlo), también lo es el asumir ser conocedor de sabiduría y justicia plena, ya que de una y otra forma nadie posee completamente la verdad. El fanático exige el respeto para sí que no es capaz de dárselo al otro, haciendo una observación selectiva de la realidad, donde les es difícil ver las virtudes del contrario. Personas que fomentan y asisten a desfiles bufos con pocos fundamentos parecen coincidir con estos perfiles tóxicos, que manifiestan este autoritarismo en nuestra identidad. Estos que atacan a Funes (algunos hasta burlándose de su dolor por la pérdida de su madre), son los mismos que se indignaron cuando se quemaron banderas de Estados Unidos el 11 de septiembre. Una gente con educación no se puede alegrar por la muerte de otra, pero parece que al fanatismo político (de izquierda y derecha) no se le puede pedir decencia.

Ante una sociedad donde en todos los niveles estamos rodeados de corrupción, violencia y nepotismo surge una pregunta ¿será que el insulto a los “malvados” es la fórmula para hacer recapacitar a aquellos que han cometido un error?


miércoles, 28 de mayo de 2014

Para entender la responsabilidad del Gobierno en las políticas públicas…

Álvaro Artiga-González

Estamos a unos días para que el Presidente electo, Salvador Sánchez Cerén, tome posesión de su cargo. El Presidente saliente Mauricio Funes Cartagena le entregará la banda presidencial en una ceremonia civilmente religiosa. Miles de personas estarán pendientes de dicho evento a tener lugar en el Centro Internacional de Ferias y Convenciones ubicado en San Salvador. Al mismo han sido invitados representantes de diversos gobiernos. En medio del ciclo electoral 2012-2015 la organización de dicho evento no podía dejar de ser cuestionada por la oposición. El primer flanco de las críticas fue el presupuesto originalmente estimado dadas las necesidades que tiene el gobierno de reducir sus gastos.

La semana anterior a la toma de posesión ha estado llena de análisis sobre la gestión del Presidente saliente. En las diversas entrevistas matutinas y vespertinas, en radio y televisión, han desfilado los llamados “analistas” para dar sus opiniones sobre los logros y fracasos en materia de seguridad, economía, salud, educación, etc. Los medios de comunicación digitales también han estado llenos de opiniones, ya sea como editoriales o ya sea en forma de comentarios, a favor o en contra de lo “hecho por el Presidente” y de los desafíos para el nuevo gobierno.

Si ponemos atención a lo que se ha dicho y a lo que se dirá en los próximos días sobre estos asuntos, veremos que hay una tendencia a personalizar la política y las políticas públicas. Con esta tendencia casi se confunde al Presidente con el Ejecutivo, a la Junta Directiva de la Asamblea Legislativa con la misma Asamblea, y a los Magistrados de la Corta Suprema de Justicia, con la Corte toda. Lo mismo pasa cuando se habla del Fiscal General de la República en términos equivalentes a la Fiscalía y al Presidente de la Corte de Cuentas de la República como la Corte de Cuentas, etc. Los miembros Titulares de las organizaciones se confunden con las organizaciones, a las que comúnmente se les llama instituciones de gobierno.

A la confusión mencionada se le agrega el recurso a una metáfora: la del gobierno monolítico. Un gobierno que es homogéneo como si no estuviera constituido organizacionalmente por varias organizaciones, cada una de las cuales tiene en su interior varias unidades y subunidades. Según la visión monolítica del gobierno, su eficacia estaría dependiendo de un principio de organización jerárquico según el cual las decisiones tomadas en la cúspide de la estructura gubernamental son puestas en práctica por los niveles operarios. En esta visión, el Gabinete —integrado por el Presidente y sus Ministros y Ministras— conformaría el estamento político del Gobierno mientras que los empleados públicos serían el personal administrativo del mismo. Aquéllos deciden con criterio político, éstos ejecutan con criterios técnicos. Si hay problemas de eficacia, es decir, si no se logran los propósitos, objetivos y metas, ello se podría atribuir a una falta de claridad en los mismos o a un problema en la transmisión de las órdenes a lo largo de la cadena de mando. Para nada se considera que se trate de un problema de coordinación interorganizacional y de integración intraorganizacional. Mucho menos se está tomando en cuenta la diversidad de sus miembros en la base organizacional y el problema de acoplar su desempeño a los propósitos, objetivos y metas fijados por la cúspide, es decir, por los directivos.

Ahora bien, ¿qué pasaría si en lugar de adoptar aunque sea de manera implícita la metáfora del Gobierno monolítico adoptáramos otra metáfora? A disposición tenemos, por lo menos, cuatro metáforas más que, si bien tienen diferencias, tienen en lo fundamental un elemento en común: tratan de dar cuenta de la complejidad organizacional del Gobierno. El menú de opciones metafóricas incluye considerar al gobierno como: a) organización de organizaciones, b) sistema, c) acción pública organizada y d) red interorganizacional.

No voy a entrar aquí a desarrollar cada una de estas metáforas provenientes de los estudios organizacionales. El espacio disponible es insuficiente pues se trata de un contenido que he venido desarrollando en el marco de una asignatura (Análisis Organizacional) de la Maestría en Ciencia Política en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA). Me basta con dejar apuntada su existencia y pertinencia para hacer análisis más sesudos sobre la acción del gobierno y sobre la eficacia de las políticas públicas.

En términos generales, se trata de metáforas que ven al gobierno formado por varias partes de carácter organizativo, que tienen cierta relativa autonomía, funcionan bajo una doble lógica (en función del todo y del entorno en el que está inserto el gobierno, y en función de su propia dinámica interna de integración de sus partes), cada una de esas partes persigue sus propios intereses, tiene sus propias preferencias y estrategias organizacionales, están formadas por seres humanos (los cuales además de racionalidad tienen subjetividad), negocian y se interrelacionan en términos de poder, tratan de controlar a las otras partes y de lograr preeminencia dentro de toda la organización, etc.

Con lo dicho en el párrafo anterior ya debería quedar claro que las opiniones sobre la gestión gubernamental sustentadas en esta visión diferirán de aquellas basadas en la metáfora del gobierno monolítico. Pero es que además, en el terreno de las políticas públicas, es decir en el de la acción de gobierno en concreto, hay que añadir la intervención de organizaciones no gubernamentales, ya sean lucrativas o no. Éstas también tienen características como las apuntadas y se incorporan a la gestión gubernamental de manera contingente, persiguiendo sus propios intereses e intentando influir en los procesos de toma de decisiones. Algunas veces lo harán cooperativamente y en otras otras lo harán conflictivamente.

¿Cómo entonces entender la responsabilidad del gobierno en la eficacia de las políticas públicas? Pienso que está claro que no tiene la exclusiva responsabilidad ni el gobierno ni su Presidente. Esto lo digo del gobierno en general, de cualquier gobierno. La responsabilidad es compartida por todos los actores involucrados en un ámbito de política pública cualquiera, incluyendo a quienes se oponen. La acción de gobierno es una acción pública organizada, opera como sistema o funciona como red interorganizacional. En este contexto, ningún Presidente es el Mesías y no debería tratárseles mediáticamente como tal.

viernes, 23 de mayo de 2014

Violencia + violencia = Violencia


Elizabeth Fuentes, Departamento de Ciencias Jurídicas
 
“cuanto más delincuentes existan más crímenes existirán, cuanto más crímenes haya más miedo tendrá la población […] La existencia de ese pequeño peligro interno permanente es una de las condiciones de aceptabilidad de ese sistema de control, lo que explica porque en los periódicos, en la radio, en la televisión, en todos los países del mundo sin ninguna excepción, se concede tanto espacio a la criminalidad como si se tratase de una novedad en cada nuevo día…” Michel Foucault




El incremento en los datos sobre los homicidios en El Salvador es innegable, lamentable y reprochable. La información sobre esos hechos en noticias televisadas, periódicos impresos y digitales y redes sociales ocupa un importante espacio de difusión de los homicidios, los tiroteos y masacres, la noticia de la muerte es el día a día, ya sea por ataques dirigidos o víctimas casuales, que provocan, sin duda, mucha indignación. Y, pese a que en el alza de ese delito pueden converger distintos autores individuales o colectivos y/o grupos ilegales, que no toman en cuenta el sufrimiento de la población, han aparecido voces que toleran las manifestaciones de alguno de ésos grupos, como el de la sombra negra[1]. Se alude a ella como solución ante la “ola de homicidios” aunque se trate de una agrupación delictiva, para que –supuestamente- erradique a otras agrupaciones ilegales. Lógicamente, si se justifica el uso de la violencia de unos grupos para con otros, ello solo provocaría que, además de los crímenes que ya existen, se incrementen más hechos delictivos provenientes de entre los distintos grupos ilegales.

En ese sentido es preocupante cuando de esas voces que toleran determinados grupos ilegales y proponen la pena de muerte como solución provienen de legisladores. Por citar un ejemplo, en una noticia de la Prensa Gráfica, se expresa que el diputado Guillermo Gallegos, apoya a grupos de exterminio como la sombra negra, dicho sea de paso, esa clase agrupaciones están prohibidas en una ley, de la cual, el diputado Gallegos, participó en su discusión y  de su aprobación[2]. Pero, el mencionado legislador además de proponer la pena de muerte como máxima pena, ha expresado en los medios informativos ideas en relación a la sombra negra como estas: "Moralmente yo apoyo este tipo de expresiones porque hay cansancio de la población ante la ola de delincuencia".[3]

Y,  es preocupante  porque si lo justifica un legislador, que como parte de uno de los órganos fundamentales del Estado, sabrá, que el monopolio del ejercicio de la violencia la tiene el Estado y que solo se puede ejercer atendiendo a determinados parámetros constitucionales. Manifestarse sobre una medida como esa, supone promover la venganza privada y, además, del incremento en la tasa de los homicidios, la existencia de grupos de exterminio pinta un escenario en que el solo puede proyectar más violencia y más delitos.

Es verdad que la sociedad estamos cansados de tanta muerte y dolor, de tanto sufrimientos y que todos hemos sido de forma directa o indirecta víctimas, pues ésta afecta a todos de muchas maneras. Pero, el problema es que con ese tipo de manifestaciones discursivas que alientan el uso de más violencia o de la venganza, solamente nos confunde. Y, en la confusión es muy difícil mirar, pensar,  entender el problema de una forma global y la búsqueda de alternativas de solución integrales, distintas a las que han demostrado ser un fracaso, como por ejemplo, insistir en tratar a los menores como adultos, cuando eso-por la propia configuración constitucional- es inviable, la Sala de lo Constitucional ha declarado que es inconstitucional desde 1997[4], o proponer aumento de penas, o la pena de muerte, leyes antimaras u otras, que desde una consideración democrática sobrepasan los límites del derecho de castigar del Estado.

El problema es que seguir discursos populistas que se aprovechan de la angustia, el miedo y el dolor es que acaben por activar las tensiones autoritarias, la venganza privada y  el apoyo a unas formas delictivas que también son violentas y que probablemente contribuirían a elevar  las estadísticas en el alza de los homicidios. Los homicidios no se van a resolver con discursos populistas  -que dispongan estar de acuerdo con unos grupos delictivos respecto de otros, ni proponiendo sanciones o medidas que han fracasado para resolver el problema- ya que solamente  mediáticamente y electoralmente han resultado ser exitosas para obtener réditos políticos. 

En la misma línea es lógico pensar que a la fecha las medidas adoptadas no han funcionado porque son las mismas formas con distintos nombres que se han caracterizado por la represión y la exclusión. No es posible creer que con tratar a los menores de edad como adultos, que haya pena de muerte o más leyes,  la criminalidad y violencia cesará. Las propuestas de medidas que solo tiene efectos mediáticos y electorales no solucionan problemas reales y sirven como un enmascaramiento de la realidad. Leyes existen muchas, pero sigue habiendo impunidad dado, el problema de la criminalidad no es la falta de leyes o penas severas, trasciende a la existencia de las leyes sean éstas justas o injustas. Tampoco hay demasiados medios que contribuyan en la investigación del delito, entro otros, por la insuficiente inversión en recursos humanos, financieros, y tecnológicos para la instancias correspondientes.

Las soluciones por supuesto no son mágicas, ni mucho menos inmediatas, ni pueden ser cortoplacistas, porque tampoco los problemas relacionados al alza de homicidios y el ejercicio de la violencia son novedosos. Así, un “grupo” ilegal no va a resolver el problema de la violencia y la criminalidad que viene de otros actores ilegales, sino servirá para demostrar que no reconoce el Estado ni las leyes de éste.  Por ello, es que reconocer que el problema de la criminalidad y violencia en el país, no es un cuestión de ausencia de leyes, ni de falta de “penas”, nos puede permitir comprender que una “pena mágica” como la pena de muerte o tolerar grupos ilegales no acabará con “el producto cultural, social y mental” que es el delito[5].




[1] Sobre la sombra negra. Véase- Roberto Valencia. La Sombra Negra. El Faro. net. el 26 de abril de 2014 http://www.salanegra.elfaro.net/es/201404/bitacora/15308/  (Consultado 14 de mayo de 2014)
[2] Debates legislativos. Ley de proscripción de maras, pandillas, agrupaciones, asociaciones y organizaciones de naturaleza criminal.  Sesión plenaria del 1 de septiembre de 2010.
[3] Gabriela Melara. “Gallegos apoya a grupos de exterminio por cansancio de población”.  La prensa gráfica 25 de Abril de 2014  http://www.laprensagrafica.com/2014/04/25/gallegos-apoya-a-grupos-de-exterminio-por-cansancio-de-poblacion  (Consultado 14 de mayo de 2014) 
[4] Sentencia de inconstitucionalidad 15-96 –acumulada del 14 de febrero de 1997. También sentencia 52-2003/56-2003/57-2003 del 1 º de abril de 2004.  
[5] Nils Christie, El delito no existe. En Estudios sobre justicia penal. Homenaje al profesor B.J. Maier. Buenos Aires 2005. P.560.

martes, 20 de mayo de 2014

La agenda internacional del presidente electo


Ricardo Ribera, Departamento de Filosofía.
 
La fórmula presidencial del FMLN ya había mostrado su capacidad de saber trabajar como equipo durante la campaña electoral. Lo ha confirmado inmediatamente después del gane del 9 de marzo. Óscar Ortiz se quedaba en el país a cargo del diálogo con los distintos sectores de la vida nacional, mientras Salvador Sánchez Cerén se encargaba de desarrollar una intensa actividad de relaciones internacionales.

Lo primero fue una gira por la región, que lo llevó a visitar cada uno de los países de Centroamérica, Belice y Panamá. Cada uno de sus presidentes fue invitado a la toma de posesión del próximo 1º de junio, ceremonia que se busca cuente con una nutrida representación internacional, tal como lo amerita su importancia histórica y política. Un primer contacto personal entre mandatarios importa para las buenas relaciones entre las naciones hermanas del istmo.

Es de señalar como acierto haber incluido a todos en la ronda de visitas y como éxito la buena recepción obtenida. No podría decirlo el recién electo presidente costarricense, quien se abstuvo de visitar a Daniel Ortega, gobernante de la vecina Nicaragua, debido al contencioso fronterizo entre ambos países en la zona del Río San Juan. En cambio Sánchez Cerén se reunió con su homólogo de Honduras, a pesar del diferendo por la soberanía de la isla Conejo. Por otra parte, y por motivos obvios, el tema no fue incluido en este primer contacto directo.

Había que iniciar con buen pie la relación personal entre ambos estadistas y coincidir en una constructiva posición de principios. Debe buscarse paz y desarrollo para la población cercana al golfo de Fonseca. Para ello es crucial el buen entendimiento de las tres naciones que comparten sus aguas. Es decir, generar la buena disposición y el consenso en que cualquier controversia será dirimida fraternalmente en el marco de la diplomacia y del derecho internacional. Ése era el objetivo y se consiguió.

La gira centroamericana se extendió también a la República Dominicana, país que se suma habitualmente a la región en materia de acuerdos económicos y comerciales. La siguiente visita fue a otra isla caribeña: Cuba. La agenda del presidente electo pasaba a otra etapa, caracterizada por su significación política.

La foto del ex-comandante del FMLN con Raúl Castro, asimismo comandante de la revolución, tiene el simbolismo de la amistad y la solidaridad internacionalista. Las relaciones diplomáticas con Cuba –restablecidas por Mauricio Funes el propio día de su toma de posesión como primer acto de su presidencia – es de prever que se reforzarán y puedan concretarse distintos ámbitos de cooperación.

De la comunista Cuba, directamente, en un salto no carente de audacia, al Vaticano. Allí el recién electo presidente salvadoreño fue recibido en audiencia privada por el Santo Padre. Trascendió que fue un encuentro cordial, en el que se habló de Monseñor Romero y donde el Papa Francisco externó su especial afecto por el pueblo salvadoreño. Recibió la invitación para visitar el país en un próximo futuro. El futuro gobernante extendió su estadía a fin de asistir a la canonización de San Juan XXIII y San Juan Pablo II. Ello le permitió coincidir con otros mandatarios llegados para la ocasión.

De regreso al país, Salvador Sánchez Cerén se quedó poco tiempo, pues después de participar en el mitin de clausura de la marcha del 1º de mayo, día de los trabajadores, en horas de la tarde partió hacia Venezuela. Acompañado por un grupo de dirigentes del FMLN se hizo presente en actos conmemorativos de la revolución bolivariana. De las reuniones con el presidente Nicolás Maduro trascendió el anuncio de la posible integración de El Salvador en el grupo de países que conforman Petrocaribe. Podría suponer ahorros millonarios en la actual factura petrolera.

Es de esperar un estrechamiento de lazos entre las dos naciones. Criticado y temido por la derecha y sectores oligárquicos, ello no debiera motivar preocupación si se efectúa sin copiar modelos foráneos, manteniendo la independencia nacional y en el marco de una política internacional diversificada. Casi simultáneamente a la visita a la patria de Bolívar se anunció la intención de las nuevas autoridades de viajar asimismo a Estados Unidos.

 Tal visita se concretó, destacándose las reuniones de Sánchez Cerén con el secretario de Estado, John Kerry, y con responsables de la Cuenta del Milenio, de la que se espera se concreten importantes proyectos de desarrollo en la zona costera. Es de destacar el acompañamiento que hizo la embajadora norteamericana, Mari Carmen Aponte, quien viajó especialmente a su país para participar en varias de las actividades del próximo mandatario salvadoreño, brindando su oportuno respaldo.

En resumen, ha sido una intensa actividad la que ha asumido el presidente electo, al igual que su compañero de fórmula, el futuro vicepresidente Óscar Ortiz, las semanas previas a su toma de posesión. No se concedió mayor tiempo al festejo ni al descanso, tras muchos meses de agotadora campaña electoral. Su actitud ha sido de ponerse manos a la obra, desde el primer día, lo cual está a la altura de las graves necesidades que enfrenta el país. Por otro lado, esa frenética actividad se valora como fructífera y bien enrumbada.  Busca reforzar la amplitud y la diversificación de relaciones, aspecto crucial en la escena internacional. Salvador Sánchez Cerén ha dejado la imagen de un auténtico estadista. Es un buen augurio de su futura gestión.

*En el sentido de las agujas del reloj, el Presidente Salvador Sánchez Cerén con su Santidad el Papa Francisco, los presidentes de Venezuela, Cuba, Honduras, Belice y el Secretario de Estado John Kerry. http://www.salvadoryoscar.com/

jueves, 15 de mayo de 2014

El Capitalismo y la producción de vidas desperdiciadas. (196 aniversario de Marx)

Moisés Gómez, Departamento de Filosofía.

Decía Carlos Marx que la violencia es la comadrona de toda vieja sociedad, se refería a un tipo de violencia revolucionaria que en su base tendría un disparador o especie de activador más que suficiente: la enajenación económica. En los Manuscritos Económicos-filosóficos (de 1848) y en El Capital Marx elabora toda esa teoría. Federico Engels, en su Anti-Dühring, consideraba que:


“Son siempre y en todas partes las condiciones económicas y los recursos de poder de que se dispone, los que ayudan a la violencia a triunfar y sin los cuales ésta deja de ser violencia”[1]

Engels criticaba que Dühring creyera que la sola violencia fuera el mal absoluto, olvidando que el lugar y la forma de la violencia están condicionados por su función en el proceso económico. Muy relacionado con el tema de las armas, que tanto preocupan a nuestro país, hay que decir que en la economía se desarrolla un sector específico que magnifica los efectos de la violencia como lo es la tecnología armamentista. Hannah Arendt, una de las grandes filósofas contemporáneas, afirmaba que la violencia siempre necesita herramientas[2], en concreto, armas. Arendt en su análisis político-filosófico de la violencia concluía que la violencia brota donde nuestro sentido de la justicia es burlado y ofendido por la deliberada ausencia de poder político, consecuentemente, la violencia se adueña de los espacios en los que la comunidad política no actúa concertadamente. Recuerdo que hace ya varios años el Instituto de Opinión Pública de la UCA (Iudop) realizó un estudio y entre sus hallazgos concluían que:

“La fuerte presencia de armas en manos de civiles en el país se explica por una conjunción de causas: en primer lugar, por los remanentes de los arsenales utilizados en la guerra que llegaron a manos de civiles; en segundo lugar, por un fuerte comercio legal e ilegal de armas que se facilitó luego de la posguerra; en tercer lugar, por la falta de controles efectivos y estrictos a la importación de armas en años recientes; en cuarto lugar, por una débil acción de las instituciones nacionales relacionadas con su regulación, comercio, control y fiscalización; finalmente, por la existencia de una ética social de la violencia entre amplios sectores de la población, la cual privilegia el uso personal de la violencia como forma de enfrentar las amenazas”[3]
El Salvador ha sido muy desfavorecido por el vacío institucional en la cadena de valor del producto “armas”. Simplemente se ha dejado el negocio de las armas ya sea al mercado legal o peor aún, al mercado negro donde reina el crimen organizado y éste sí tiene la capacidad de decidir quién y para qué se arma…

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la violencia como: 

“el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones”[4]

En la conceptualización de la violencia la OMS incluye la violencia interpersonal, el suicidio y los conflictos armados. Desde el punto de vista políticamente correcto de la OMS, el país sufre una epidemia de violencia caracterizada por el alto índice de  muertes violentas: 69.2 por cada 100 mil habitantes. 

La OMS piensa la violencia como el señor Dühring, es decir, como el mal absoluto y considerándola en el altar de la causa original, sin conexión con las condiciones económicas como caldo de cultivo generador de esa violencia. 

Más argumentos sobre la conexión intrínseca entre violencia y economía. El sociólogo polaco Zygmunt Bauman (1925- ) autor del texto Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus parias defiende la tesis que afirma que la modernidad capitalista trae consigo una faceta violenta, excluyente, depredadora de la vida humana[5].

En primer lugar nos dice que son producto del diseño, las víctimas surgen a partir del diseño del espacio público; en segundo lugar nos afirma que hay víctimas producto del progreso económico. 

Con la idea de diseño Bauman se refiere a la gestión y administración del espacio geográfico y social y la manera en que se configura para beneficio de unos pocos que se convierten en amos y señores, esencialmente, en arquitectos de la ciudad burguesa. La exclusión social opera aquí a través de la idea de ordenamiento del espacio público.

En segundo lugar la modernidad se distingue de otras épocas por instaurar una nueva estructura económica denominada capitalismo y este tiene su propia ley expresada en el libre mercado y la libre competencia.

Visto el capitalismo en su fase de internacionalización o globalización vemos un avance en la imposición de las condiciones materiales desde un centro hacia la periferia y en ese progreso van quedando personas excluidas, que se convierten en excedentes o residuos no ya por el orden y el diseño de la ciudad, sino por la economía globalizada, lo anterior ha sido constatado también por las Naciones Unidas: la globalización, la estructura y organización social del modelo económico actual han generado una dinámica de exclusión que afecta a todos los ámbitos y escalas de la sociedad, cuatro de cada cinco seres humanos están excluidos[6].
Siguiendo con Bauman, la globalización genera dos tipos de desechos, en primer lugar los productores de las periferias que no pueden competir con sus pares extranjeros, aparece, entonces, el productor fallido al haber sido superado por la eficiencia tecnológica, los productores fallidos quedan como humanos “obsoletos”. En segundo lugar aparece la figura del “consumidor fallido” aquellas mayorías que por sus bajísimos ingresos no son target de ninguna marca o industria, ninguna publicidad se dirige a ellos, no le importan al mercado, no le importan a la ciudad. Son como castrados para la maquinaria consumista. Quedan excluidos del juego del mercado y libre competencia. 

El crimen organizado y no las organizaciones sociales que buscan la emancipación humana, es el que está capitalizando la capacidad de cambio social de toda la gente afectada por la violencia económica. ¿Qué sociedad parirá esta generación? Ni quiero pensar la respuesta, me aterra. Hay dos conclusiones muy importantes para comprender este escenario de violencia que puede ser revolucionaria pero no justa:

1-La motivación del crimen organizado es económica y no política; su objetivo no es tomarse el poder, sino usar el poder para el desarrollo de las economías ilegales.

2-La violencia es una manifestación del crimen organizado (una herramienta) no un fin en sí mismo; su motivación es económica y busca proteger o expandir las actividades ilegales que generan ingresos[7]








[1] Engels, F. Obras filosóficas. Trad. de W. Roces. FCE, México, 1986, p.150.

[2] Arendt, H. Sobre la violencia. Alianza Ed. Madrid, 2006.

[3] Programa de las Naciones Unidas -PNUD- “Armas de fuego y violencia” 2003. En línea en http://bit.ly/RIUuSD  

[4] Organización Mundial de la Salud -OMS- Informe mundial sobre la violencia y la salud, 2002. Pág. 3.

[5] Bauman, Z.: Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus parias. Paidós, Buenos Aires, 2005.

[6] Programa de las Naciones Unidas -PNUD-. “Informe Mundial sobre Desarrollo Humano 1998. Cambiar las pautas actuales de consumo para el Desarrollo Humano del futuro.


[7] Ver Garzón Vergara, J. C. La rebelión de la redes criminales: El crimen organizado en América Latina y las fuerzas que lo modifican 2012. En línea: http://bit.ly/1jpNTSJ